Ser nuestra mejor versión tiene mucho que ver con situarnos en un ambiente adecuado, tanto en lo que se refiere al espacio de nuestra casa u oficina, teniendo solo aquellas cosas que nos gustan y satisfacen de verdad… Como en nuestra vida personal y profesional, eligiendo compañías junto a las que nos sentimos tranquil@s y que nos alimenten el alma. Hemos nacido para disfrutar, no para sufrir…así que no hay motivo para conformarnos con menos:)
Sin embargo a veces lo hacemos, de manera inconsciente…
Yo siento que tengo mucho que decir sobre este tema, pues habiendo sido maltratada por las figuras vitales más importantes, me ilusiona transmitir esperanza a quienes están transitando este camino. Para ello comencé publicando mi primer libro en 2011, donando ejemplares a Bibliotecas Públicas, dando charlas en Centros Culturales, y cediendo mi testimonio anónimo a la revista Psicología Práctica.
Considero que el maltrato no es una cuestión de género, sino de personas en general. Se da de hombres a mujeres, de mujeres a hombres, de hombres a hombres, y de mujeres a mujeres…y en todas las edades y posiciones económicas y sociales… Porque tiene que ver con el rol que cada persona desempeña en sus relaciones, que (en la mayoría de los casos) está propiciado por patrones aprendidos y/o inducidos desde la infancia, y la falta autoestima derivada de nuestras creencias.
Lamentablemente los intereses económico-políticos que hay detrás del supuesto apoyo a las víctimas de violencia «de género» (que por desgracia conozco de primera mano), nos alejan de una solución real.
Mis dolorosas vivencias me han enseñado algo importante: la solución no es «luchar contra» la violencia de género, sino prevenir el aprendizaje de roles autodestructivos. Es decir, «educar en la responsabilidad del autocuidado» para poder construir relaciones sanas
El día en el que yo me di cuenta que si dejaba se ser víctima de mis maltratador@s, ell@s dejarían de practicar el maltrato (al menos conmigo), supe que esa era la clave tanto para mi recuperación como para la de mis verdug@s. Porque tomado responsabilidad de mi misma, y respetándome yo, muestro a los demás el respeto que merezco. Me ha llevado muchos años, mucha terapia, y muchos tropiezos posteriores, interiorizar que el buen trato empieza por mi autocuidado y protección, alejándome de aquell@s que no quieren, saben o pueden tratarme con respeto y amabilidad.
Adquirir el hábito de respetarnos y cuidarnos, es una cuestión de Orden Personal, de hecho, la primera y fundamental! Esto implica tomar conciencia del rol y/o tendencia de victima/verdugo, aceptando nuestras emociones al respecto (rabia, tristeza, miedo) y aprendiendo a gestionarlas. Después visualizarnos en el lugar de empoderamiento que nos corresponde. Y por último crear las condiciones necesarias para ello, incluyendo nuestras habilidades personales, para no implicarnos en relaciones tóxicas y destructivas… y si estamos en ellas, pedir la ayuda necesaria para ponerles fin y recomponernos.
Cómo siempre digo… Ojalá nadie tenga que pasar por lo mismo que yo para empezar a respetarse y cuidarse. Y sea cual sea la situación o momento en el que cada un@ se encuentre, que al menos sepa que yo estoy aquí para tenderle una mano y facilitarle su proceso hacia el equilibrio interior y armonía exterior que merece y desea.
Si es tu caso, o el de alguien que conozcas, no dudes en hacerle llegar este Post y/o mi contacto. Será un honor transmitirle mis aprendizajes y acompañarle en su camino… pues para ello creé Re-Orden, siendo fiel a la visión que ya narraba en aquel primer libro “dejar de poner nuestra felicidad en manos ajenas”
Hasta el próximo jueves!