La mayor ventaja que he conseguido es la de entrar en casa y no tener la sensación de caos. Todavía no está todo en el orden que me gustaría, pero el cambio es significativo. He logrado que la mesa del comedor esté despejada y podamos comer ahí, incluso hemos cambiado el mantel y la mesa está siempre limpia y despejada. Los juguetes de los niños tienen un lugar más claro, a veces se desorganizan, pero ahora es más fácil mantener el orden. Los niños han ganado espacio para el juego. Las zonas de trastero y de lavandería están mejor delimitadas. La bicicleta que está en lo que era la habitación de los trastos, ahora se puede utilizar y la mesa de estudio está más despejada.
Me siento bastante bien, más a gusto conmigo misma, la perfección es difícil y soy consciente de los avances conseguidos.
Ya no tengo la idea de que para tener todo en orden hay que estar todo el día limpiando. Lo que hace falta es un lugar para cada cosa, cada cosa en su sitio y seguir unas pequeñas rutinas diarias. Esto me ayuda a no estar tan agobiada con el tema del orden. Y ahora si tengo una visita tardo menos en recoger las cosas que siguen quedando por medio.
Marta me escucha, me siento apoyada, tiene en cuenta mis sentimientos y objetivos, se reduce mi estrés. Y me siento más fuerte para alcanzar mis objetivos. Aumenta mi felicidad a corto, medio y largo plazo. Estoy muy contenta con ella y para mí es como una amiga, disfruto con las sesiones y valoro la transformación positiva que ha habido en casa desde su aparición.