Mi vida era muy desorganizada. Sufro de «hoarding» o síndrome de acumulación, y llegué a cierto punto en el que no podía controlar el desorden. Los «trastos» se colapsaban, apenas podía caminar por mi habitación, y los diferentes objetos que tenía estaban organizados de una forma caótica e ilógica. Apenas podía seguir mis estudios: no encontraba libretas, apuntes, lápices, mochila, y a veces ni siquiera mi portátil. Todo esto, junto a los objetos de mis hobbies (electrónica y proyectos de reparación), me producía una gran ansiedad.
Necesitaba tener apuntes organizados, una cocina despejada para poder cocinar después de estar muchas horas fuera de casa, y sobre todo, necesitaba caminar por mi casa sin tener la sensación de ser engullido por mis pertenencias, y permitirme “ dejar ir los objetos», no estar psicológicamente ligado a ellos. Esta acumulación de objetos producía que mis pertenencias estuvieran desperdigadas por la casa de forma inconsciente (síntoma o característica típica de las personas que sufren este síndrome)
Lo que desencadenó esta situación, fue el estrés y especialmente el hecho de mudarme a un país extranjero y lejos de mi familia. Vivir en una casa en la que tengo mis pertenencias y total control sobre ellas se convirtió en algo difícil. La tendencia al acumulamiento fue definitivamente otro factor que influyó en la situación de caos en la que me encontraba.
Me di cuenta de que tenía que reaccionar, cuando mis compañeros de piso se quejaban del espacio que estaba ocupando de forma inconsciente, cuando traía a amigos a casa y me decían que se sentían cansados y débiles ante el escenario de desorden (esto es síntoma del ruido visual), cuando no podía tener relaciones de ninguna índole porque no podía traer a nadie a casa, cuando fallaba en los estudios, y cuando me sentía extremadamente cansado ante la cantidad de objetos que acumulaba. No podía más, sentía que estaba paralizado.
Marta me enseñó técnicas de orden, y cómo la baja autoestima y muchos problemas que nos rodean afectan a nuestro orden. Lo más valioso de todo en mi opinión fueron las técnicas de orden, y como tomar las cosas poco a poco o concentrarse en áreas específicas es beneficioso. Mediante el contacto regular, y también la exploración del pasado y del presente, comencé a entender el origen de una gran parte de mi desorden. También aprendí técnicas de relajación, las cuales me ayudaron mucho en momentos de tensión al tener que afrontar el caos del acumulamiento.
El proceso on-line ha sido de varios meses, con intervalos de contacto a mi ritmo (más o menos frecuentes según mi disponibilidad), durante los cuales me he sentido acompañado y sin sentirme presionado.
Ahora que ya continúo solo, siento que tengo más control sobre los objetos que tengo en mi casa. Soy capaz de controlar lo que compro o adquiero, y puedo visualizar como queda en mi casa mentalmente. También soy capaz de recoger/ordenar sin sentirme completamente abrumado o desesperado ante los objetos alrededor de casa.
Se lo recomiendo a profesionales y a estudiantes especialmente. En general, a todas aquellas personas con un horario bastante apretado y a los que les resulte difícil organizarse.