Eckhart Tolle, en su libro “El silencio habla”, nos invita a preguntarnos si es imprescindible sufrir. Y seguidamente responde: Si no hubieras sufrido como has sufrido, no tendrías profundidad como ser humano, ni humildad ni compasión. No estarías leyendo esto. El sufrimiento abre el caparazón del ego, pero llega un momento en que ya ha cumplido su propósito. El sufrimiento es necesario hasta que te das cuenta de que es innecesario.
Y esta es la clave, el “darte cuenta”, la “toma de conciencia de tu proceso”
Tal como explica OSHO-ZEN, tu propio proceso interno sabe cuándo estas preparad@ para tratar con viejos temas, como trascender el miedo que te impide avanzar. Te hace una invitación a confiar en que el mismo hecho de que esté surgiendo es una indicación de lo mucho que has evolucionado y de lo fuerte que eres. Hay algo dentro de tí que sabe más de lo que tu sabes. Confiar en ello, en tu propia conciencia de ti mism@, es lo que te produce la curación de tu miedo. Recuerda que el dolor que te produce el miedo no es para hacerte sufrir, sino para hacerte más consciente. Y cuando eres consciente la desdicha desaparece.
No estas viv@ para pasarlo mal, sino para evolucionar. Es tu responsabilidad recorrer tu camino con disfrute, y lograrlo es una cuestión de toma de conciencia.
El miedo es una emoción que te acompaña para ayudarte a ponerte a salvo cuando es necesario. Pero cuando en lugar de escuchar el mensaje que te trae, reaccionas en automático repitiendo un patrón dañino de comportamiento aprendido, sufres. Te defiendes, huyes o paralizas, en lugar de procesar conscientemente la información y actuar conforme a una elección sana y coherente con tu nivel de aprendizaje actual.
Qué es la conciencia
Conocimiento que el ser humano tiene de su propia existencia, de sus estados y de sus actos. El conocimiento responsable y personal de una cosa o situación determinada. La conciencia es saberte tu mism@, ser capaz de sentir tus emociones, conocer tus pensamientos, y elegir las acciones más adecuadas en cada situación.
Y según OSHO-ZEN, la conciencia es la claridad cristalina desligada, enraizada en la quietud profunda que yace en lo más hondo de tu ser. No es una comprensión mental, sino existencial, total, en armonía con el pulso de la vida.
Conciencia a través del cuerpo
El cuerpo nunca se equivoca. Cuando sientes miedo, se te dilatan las pupilas, se te acelera el ritmo cardíaco, disminuye la actividad de tu sistema digestivo, se inhibe tu salivación, tu piel se pones pálida, tus músculos se tensan, y tu expresión facial refleja ese miedo o temor
Si sientes miedo, porque estás pensando que tienes que defenderte, lo más probable es que te justifiques «defensivamente» ante la persona que tu crees que te está atacando. La buena noticia es, que si tomas conciencia de tu cuerpo y te aceptas en ese miedo, podrás darte cuenta de que nadie tiene intención de atacarte y de que no tienes necesidad de defenderte. Lo que sucede es que aún no sabes cómo desarrollar en tí la seguridad suficiente para afrontar las situaciones que te conectan con tu miedo… ese que viene, seguramente, de muy atrás, y que está en tu memoria inconsciente, esperando ser resuelto.
Cuál es el miedo más profundo
Lo que más temes suele ser lo que más deseas, por raro que parezca. Deseas reconocimiento, y a la vez temes que dicho reconocimiento te exponga a las críticas negativas, ya sean propias o ajenas. Deseas tener un hijo, y a la vez temes el sufrimiento que te provocaría que una vez concebido puedas perderlo…
Esa lucha continua por avanzar mientras una parte de tí teme lo mismo que desea tu alma, te mantiene presa del apego, que es lo que origina tu sufrimiento. Porque el apego es el miedo a perder lo que deseas conseguir o ya has conseguido.
Cómo superar el miedo
Se trata de soltar el apego, es decir, el miedo a la pérdida. Y la única forma de hacerlo es tomando conciencia de que sin “eso” sigues siendo igual de valios@. Para “creértelo” necesitas trabajar tu seguridad, y para ello reconocer su falta. Reconocer que sientes miedo, amarte en ese miedo de forma incondicional, y a partir de ahí desear sentirte segur@, aunque aún no sepas como hacerlo. Se trata de cambiar tu emoción de miedo por la de seguridad. Se trata de amarte en el miedo para que ese AMOR por tí te ayude a trascenderlo. Es una cuestión de auto-observación y práctica desde la COMPASIÓN por tí mism@, que es el fenómeno más elevado.
Este post va dedicado a tod@s aquellos que aún tenemos miedo… y estamos en el camino de trascenderlo.
Si te ha gustado mi reflexión, y crees que puede ayudarle a las personas de tu entorno, te invito a compartirlo, pues el mundo nos quiere a tod@s disfrutando de nuestra seguridad:)
Mil gracias por leerme, y hasta el próximo jueves!