Tras mis dos últimas publicaciones sobre el sentido vital y el compartir respectivamente, el post de hoy es una integración de lo expuesto en ambos, apoyándome en la importancia de la unión y en “la biología de la creencia” de Lipton.
Unir cuerpo, mente y alma para lograr integridad y coherencia
Entendiendo la unión como la existencia de afinidad de voluntades y esfuerzos, que enfocados correctamente facilitan el logro de los objetivos deseados… se hace imprescindible aplicarla a un@ mism@, es decir, unificar cuerpo, mente y alma para lograr la integridad y coherencia necesaria para desarrollar nuestro feliz proceso de evolución vital.
La manera más sencilla de hacerlo es a través de las creencias, ya que por una parte son la puerta de conexión con nuestra alma, y por otra condicionan los pensamientos a los que nuestro cuerpo da respuestas biológicas como solución adaptativa. Y dado que las creencias se ubican en un lugar de nuestra mente asequible para nuestra conciencia, nos es posible cambiarlas dando otra dirección a los procesos biológicos que desencadenan. Esto significa que los cambios de creencias son capaces de sanar nuestro cuerpo y nuestra alma, porque sanan las percepciones erróneas de nuestra mente.
Esto demuestra que somos creadores de nuestra realidad, hasta la ciencia lo afirma ya… Pero el problema es que no tenemos claro qué realidad queremos crear. Porque si lo supiésemos, el universo entero, gracias a la vibración de nuestros pensamientos, entendería que estamos abiert@s a los medios para lograrlo, a través de un proceso natural, fluido y divertido.
¿Por qué no tenemos claro lo que queremos?
No tenemos claro lo que queremos, porque, aunque sea de manera inconsciente, sabemos que, si lo supiéramos, lo lograríamos. La paradoja está en que, esta certeza de éxito, lejos de motivarnos, nos aterra, porque implica la necesidad de hacernos plenamente responsables de mantenernos enfocados en el objetivo elegido hasta lograrlo. Y esto requiere un compromiso firme y absoluto con nosotr@s mism@s al que quizás no estamos dispuest@s, pues requiere una dosis de buena voluntad a la que no estamos acostumbrad@s. ¿Y por qué? Porque, también de forma inconsciente, no nos sentimos merecedores de las oportunidades y los éxitos que la vida pone a nuestra disposición, debido a que nos hemos conformado con un concepto de nosotros mismos basado en la carencia, que nos impide reconocer nuestra divina grandeza, es decir la naturaleza abundante de nuestro Ser.
Para obtener la necesaria certeza de que este auto-concepto es erróneo nos basta con prestar atención a nuestros pensamientos, así como escuchar nuestras emociones y nuestro cuerpo. Cuando estamos en la carencia, envueltos en pensamientos que alimentan la falta de merecimiento y falta de claridad (del tipo “no sé, no puedo, no soy capaz”), afloran de continuo la apatía, la frustración y la ansiedad… es decir emociones de tristeza, rabia y miedo. Y todo ello lleva a nuestro cuerpo a estar bajo mínimos de energía, puesto que la respuesta biológica de protección mantenida a la que forzamos a nuestro cuerpo, inhibe la producción de energía necesaria para la vida… y por lo tanto vamos sobreviviendo mientras mantenemos un tipo de vida muy distinto al que nos gustaría.
Esto se debe a que nuestra manera de pensar en lo que nos rodea activa nuestros sistemas de percepción limitándolo únicamente a aquello que queremos ver. Por este mecanismo llamado proyección, no vemos el mundo como es, sino como somos… o, mejor dicho, como creemos ser. Pues cada vez que “creemos algo”, todas nuestras células nos escuchan y nos responden.
Por eso es tan importante ser más precavid@s con lo que pensamos, y no ser tan condescendientes con todo lo que “dejamos” entrar en nuestra mente. Así como tener siempre presente, que para prosperar necesitamos buscar, de forma activa, la alegría y el amor, y llenar nuestra vida de estímulos que desencadenen procesos de crecimiento (y no lo contrario, como solemos hacer).
Admitir el error de auto-concepto
¿Qué más necesitamos para admitir que todo este bucle de sufrimiento hace palpable que el auto-concepto en base al cual hemos construido nuestra vida es erróneo?
Una vez reconocido tu error, no caigas en la tentación de lamentarte… simplemente suelta todas esas ideas y céntrate en revertir la situación, empezando por el principio. Es decir, sentando las bases de tu verdadero auto-concepto. Reconoce que tu naturaleza es tan abundante que puedes crear escasez para ti mismo. Reconoce también que sólo con que elijas pensar de la forma adecuada, tus emociones serán positivas y tu cuerpo se energetizará.
Porque todo lo que piensas o crees se queda en ti, todo lo que le das a otros es lo que te das a ti, y todo lo que crees que sucede en un plano externo, en realidad te está sucediendo en un plano interno. Toma conciencia de tu poder creador, y empieza a elegir conscientemente percibir amabilidad en lugar de hostilidad, retos en lugar de problemas, y amigos en lugar de enemigos.
Una vez que tengas claro que tu objetivo es ser feliz, los medios para lograrlo te van a llegar de infinitas maneras, así como las personas a las que unirte en armonía. Por ello, tu mayor y único reto es comprenderte a ti mism@ como un sistema unificado con una función especial por cumplir dentro de un sistema aún mayor, la humanidad.
Vive contigo en lugar de contra ti
Y aquí va mi invitación y tips para que vivas contigo en lugar de contra ti:
Reprograma tu mente para reenfocarte y redireccionar tu vida
Elige conscientemente las creencias que te permitan ser más feliz, es decir más coherente, más fiel a ti mism@, más integr@.
Cómo: eliminando de tu vocabulario, desde ya, todas las expresiones tóxicas que usas habitualmente en tu discurso verbal y mental, remplazándolas por otras más coherentes con tu verdadera naturaleza, para que te ayuden a lograr los cambios que deseas.
Aquí te dejo algunos ejemplos por si te sirven de inspiración:
CAMBIA: “no sé lo que quiero”, POR: “doy gracias al inicio del día por mostrarme mi función = SER FELIZ”
CAMBIA: “me duele todo”, POR: “según adquiero coherencia vital, mejora mi salud”
CAMBIA: “no soy capaz de comprometerme conmigo”, POR: “logro comprometerme conmigo practicando con pequeñas cosas cada día”
CAMBIA: “hago para los demás, pero no para mí”, POR: “lo que doy a los demás es lo que me doy a mí, porque dar y recibir es lo mismo”
No creas lo que yo te digo… compruébalo en tu propia experiencia, eligiendo las creencias que te hagan feliz a ti. Porque no tienes nada que perder… y si tienes todo por ganar… el disfrute del resto de tu vida... la nueva vida que empiezas hoy, ¡vamos allá!
Fuente de inspiración: Escuela de pensamiento de Frecuencia Gaia
Recuerda que yo estoy aquí para acompañarte en tu camino, a través del servicio de Re-Encuentro ETERNO, disponible para ti en www.reorden.com/re-encuentro-eterno
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Y lo más importante, si te ha gustado este POST, por favor compártelo con todas aquellas personas a quienes sepas que mi mensaje de esperanza puede alegrarles el día, y la vida! Así ganamos tod@s en este WIN-WIN elevado al infinito!
MIL GRACIAS POR LEERME, Y ESCUCHARME
Más y mejor contenido, la próxima semana!
Feliz día, y feliz vida:)
NAMASTÉ