A veces sucede algo aparentemente sin importancia, y reaccionamos de manera desmesurada… ¿Te has preguntado por qué?
Sin darnos cuenta, día tras día, desde nuestra infancia, hemos ido acumulando en nuestra memoria consciente e inconsciente los recuerdos y aprendizajes de las experiencias vividas. Cuando nos exponemos ante cualquier situación, de forma natural estamos influenciad@s por toda esa memoria. Esto es muy positivo, porque nos ayuda a aplicar las lecciones aprendidas, y con ello hacer las cosas cada vez mejor. Pero algunas veces sucede que esa memoria interfiere de forma negativa en nuestras percepciones, debido a la carga emocional del pasado.
Por ejemplo, si de pequeñ@s nos daban miedo las cucarachas, y no hemos resuelto e integrado dicha emoción… Seguimos sintiendo miedo al verlas; Si repetidamente nos han engañado las personas en las que más confiábamos, y no hemos podido integrar la frustración y decepción de entonces, inevitablemente desconfiamos de casi todo el mundo… O como poco, en nuestro intento de confiar, estaremos en «modo alerta» ante cualquier indicio de posible engaño. Y esta alerta, si bien es normal, nos hace mucho daño, porque agota nuestro sistema nervioso, ralentiza nuestras funciones vitales, y consume nuestra energía. Además, estando irritad@s, no resultamos una compañía agradable para las personas de nuestro entorno, por lo que se resienten nuestras relaciones personales y profesionales… y empezamos a sentirnos en caos.
Quizás te ocurre a tí también que estás motivad@ al respecto de poner Orden en tu vida, pero te sientes desbordad@ por tus emociones, lo cual bloquea tus avances. Te consideras una persona competente, pero el peso inconsciente del pasado te impide desarrollar tu potencial y ser la persona que estás destinad@ a ser. Y para colmo, afecta también a tu habilidad para intimar con tu pareja, hij@s, amig@s, etc. Tu “modo alerta” te hace sentir atrapad@ en un bucle de reactividad y vergüenza, y a veces incluso de horror y desesperación, que muy pocos podrían llegar a imaginar ni entender… En tu intento de dejar de sufrir, prefieres dejar de sentir… prefieres rendirte, dejar de vivir… pero sabes así tampoco puedes sanar, y en el fondo intuyes que hay una vida mejor para ti.
Es tranquilizador saber qué pasa exactamente en nuestro cerebro, en nuestra respuesta hormonal, y en nuestro sistema nervioso durante y después de una “experiencia traumática enquistada”, y entender que sigue presente en nuestras moléculas, que vive en nosotr@s y que lo mostramos en la forma en la que nos movemos, hablamos, pensamos, etc.
Cuanto más en alerta está nuestro sistema nervioso, más amenazas percibimos a nuestro alrededor, más angustiad@s vivimos en base a ello, más se contractura nuestro cuerpo, y más alerta permanecemos… ya es hora de parar el bucle, ¿no te parece?
Nuestro “modo alerta” nos predispone a interpretar el mundo, y relacionarnos en base a nuestras memorias de experiencias pasadas. Pero podemos renovar nuestros circuitos neuronales pasando de las percepciones automáticas de supervivencia, a lo que en un estado neutral podemos entender e integrar. Se trata de un proceso de resiliencia, que mejora el funcionamiento de nuestro cuerpo, mente y estado de ánimo general, y que resulta más fácil si nos rodeamos de personas que nos apoyan en ese camino:)
Afortunadamente, es posible liberarnos de la carga de las memorias pasadas, y de esta forma, dejar de vivir en contante «modo de alerta» relajando el sistema nervioso. También es posible integrar las emociones de frustración, decepción, miedo, etc, cambiar esas respuestas automáticas, e integrar sanamente cada experiencia, permitiendo que nuestro cerebro pueda focalizar en el presente, para sentirnos tranquil@s.)
Para ello te propongo ayudarte del cuerpo, mediante técnicas concretas… pues en nuestro cuerpo están todas la “memorias y alertas» y solo él sabe cómo y cuándo es el momento de soltarlas. El cuerpo es sabio, solo debemos dejarle hacer, dejarnos sentir.
Si te interesa conocer una técnica exitosa para liberar y re-organizar tu sistema nervioso a través del cuerpo, dímelo, estaré encantada de compartir contigo este descubrimiento si para tu situación concreta te puede ayudar.
Y si te ha gustado este post, y sientes que puede darle luz en su camino a alguien de tu entorno, no dudes en compartirlo… Será un honor poder inspirarle:) Hasta el próximo jueves!